Tiene 26 años y lleva 3 meses entregando su vida por los demás como voluntaria en África:
«Trabajamos con mujeres que están siendo obligadas a prostituirse, las llevamos a los hospitales si están enfermas y les ofrecemos un quehacer manual, sufren por la vida que llevan».
Belén explica que Etiopía es un país multicultural de reinos independientes donde predomina el islam y la gente se siente somalí:
«Es un país muy pobre que vive de la agricultura y en el que la clase alta es reducida, para los que venimos del Primer Mundo ver esto nos cambia las prioridades y nos hace tomar conciencia de todas las cosas que nos sobran, aquí no piensan en el futuro y cómo ganar más dinero, sólo les importa comer este día y creen en un dios superior que les da sentido».
Anima a todos los jóvenes a conocer otras culturas porque asegura que «son experiencias que abren la mente».