Se habla de un brote psicótico tras el asesinato de una profesora con una ballesta, pero lo cierto es que no siempre existe una relación causal con la reacción de agresividad. Paloma explica que este tipo de conductas se dan en personas que padecen esquizofrenia, o consumen sustancias, incluso que viven aisladas, pero a su juicio hay que ver la evolución del menor, hacer una evaluación correcta y poner un tratamiento:
«Vivimos en una sociedad permisiva con la violencia verbal, alentada por algunos programas de televisión, necesitamos llevar a cabo una labor preventiva para tener una sociedad mejor».
Añade que no se puede tratar como adulto al asesino porque no se le considera responsable de capacidad penal según nuestro Código actual.