En Bachillerato se propuso sacar buena nota por si seguía en la universidad pero sin saber qué quería estudiar: “no me veía capaz de determinar a qué dedicarme y me fui un año a aprender inglés, influye irse solo a un país que no es el propio donde no hablan tu lengua, está muy lejos, en la otra punta de África, no es Europa ni EEUU, no que sea peligroso pero existe cierta inseguridad en según qué sitios y momentos”. El miedo lo atribuye al cambio pero lo entiende como una emoción que empuja a hacer algo: “los 3 primeros meses lo pasé bastante mal y tenía la cabeza en otro sitio, pero llegó un día en que pensé que estaba haciendo algo increíble y empecé a disfrutar, he visitado un montón de sitios y conocido a muchas personas”. No somos 12 es un calendario benéfico con las fotos de 12 niños de un suburbio enorme a las afueras de Sudáfrica donde vive la gente más pobre: “sólo buscan atención y sentirse especial, es alegre ver su felicidad con cosas tan simples”, concluye, “aunque veas 12 niños no son 12 sino millones, es una forma de representar a todos”. Tenía pensado hacer una biblioteca con el dinero recaudado pero luego centró su energía en el comedor local para que puedan rendir en el colegio. http://nosomos12.com/
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