Con 17 años ya jugaba en la primera división pero cuenta que no supo gestionar tan joven la gloria de este deporte que vive con tanta pasión:
«Lo divertido es que estás continuamente moviéndote, cazando todo el tiempo al rival».
Además, explica que las diferencias con el rugby «son todas», y que el nombre se confunde muchas veces debido a que en el doblaje de las películas americanas se necesitaba acortar las palabras para que coincidiese con los labios de los actores.