Vivió 3 años en Perú como voluntaria y trabajadora de la ONG de cooperación al desarrollo CESAL por propia iniciativa: «viajar ayuda a madurar y crecer, a discernir lo importante de lo accesorio, salir fuera me ha permitido meterme de lleno en la vida de los demás, ver que la necesidad personal no es tener todo acomodado sino sentir el afecto de los otros, en CESAL miramos a la persona de forma integrada y eso me va agrandando la vida». Marina también cuenta que la ayuda no sólo es económica y pone el ejemplo de una joven en riesgo de exclusión con multitud de problemas que ha acabado la carrera de Turismo sólo por sentirse querida.