Los mismos jóvenes tienen que implicarse para que los mayores puedan cambiar conductas, en opinión del padre José: “deben intervenir, informar, intentar solucionar las cosas, pero son ellos los que deben solucionar sus conflictos y la intervención adulta no vaya más allá de lo necesario”. Un requisito de la formación es que estén implicados los padres y todo el personal del colegio, docente y no docente: “les hemos presentado el protocolo y dado unas indicaciones sin incapacitar al joven”. Considera que quizá sea una estela a seguir por otros centros: “todos los colegios deberían tener un protocolo de este tipo y me consta que ya está siendo solicitado”, asegura.