Tras su espectáculo en la sala Directo de Cuenca, calienta motores para el 7 de marzo que bailará en el Teatro del Arte de Madrid. Virginia recoge la energía positiva de su público y la vuelca de nuevo sobre «suelo negro» como ella llama al escenario. Complementa su faceta como coreógrafa y bailarina con la de profesora en la escuela d+D de su ciudad natal y reconoce que el baile se ha convertido en su vida en un fin para cumplir su sueño:
«Tengo el corazón dividido entre la danza española y el flamenco pero los dos me están ayudando a alcanzar la paz interior y a conocerme a mí misma».