La antigua alumna de Periodismo y Comunicación sostiene que la guerra en Siria es un tema periférico porque queda un poco lejos de nuestro país: “los conflictos de Oriente Medio son especialmente cruentos tanto por el conflicto armado como por el drama de los refugiados, pero son las últimas consecuencias, previo a eso, hay un caldo de cultivo del que Occidente no tiene ni idea”. Dice que el debate gira en torno a si hay que intervenir contra el Estado Islámico, puesto que Irak no ha dado los resultados esperados: “gran parte del potencial islámico viene de las armas con las que EEUU dotó a Irak para defenderse, intentar arreglar las cosas desde aquí no es muy útil”. En la fase inicial de preparación de todo debate hay una idea aproximada, el éxito se da cuando la postura queda en la mitad: “¿Occidente es responsable? Sí y no. Lo que ocurre en Siria no tiene nombre. El ISIS no sólo atenta, gestiona un territorio y la gente huye. La respuesta al conflicto es muy complicada, no es bueno dar millones a Turquía para que cierre las vayas”. Se da mucho valor al rigor de la investigación en este tipo de debates, concluye.