Jorge pilota un Boeing 737-800 y tras conocer que el copiloto del avión siniestrado lo estrelló voluntariamente, explica que desde el 11-S la seguridad de las puertas de las cabinas ha cambiado y ahora están blindadas:
«Todos los miembros de la tripulación acordamos un código para el vuelo, si una vez marcado la puerta no se abre suena un pitido en 30 segundos, y si no responden el sistema «lock» se desbloquea en otros 5 segundos, a no ser que el copiloto deniegue la entrada como en este caso».
Es habitual que un piloto salga de la cabina cuando los vuelos superan la hora y media incluso algunas compañías tienen previsto que entre otro cuando se ausenta. Jorge asegura que el descenso de 4.000 pies por minuto que equivale a 1.200 metros es un descenso normal en los primeros momentos:
«Los pasajeros no debieron darse cuenta de nada hasta que no vieron que volaban bajos, que es cuando se escuchan los gritos según los primeros informes de la caja negra».