Confiesa que cualquier deporte le gusta y que escogió el atletismo porque se retó a sí misma y por ser una disciplina muy individualista y motivante:
«Hago algo que me hace feliz y conecto conmigo misma, el éxito es relativo porque al final haces lo que te gusta».
Para ella, el atletismo es sinónimo de fortaleza y afán de superación, no sólo a nivel físico sino de desarrollo a todos los niveles como persona:
«Con 4 años le decía a mi madre que iba a ser astronauta o mejor persona y eso me ha marcado, el atletismo me desarrolla y aunque hay frustraciones cuando las expectativas son muy altas, si eliges correr, el sacrificio desaparece, es un estilo de vida».
Arancha también da clases de Inteligencia Emocional, dice que es «vital» para alcanzar el éxito:
«El que quiere algo al final lo consigue, si no, hay que cambiar el rumbo y abrirse a nuevas oportunidades, salir de la zona de confort y no tener un vínculo muy estrecho con algún escenario concreto».