Es menos espectacular que el fútbol o el baloncesto y mueve menos dinero. Son algunas de las razones por las que Julián entiende que el balonmano no sea tan famoso como merece. Se aficionó a este deporte en 1º de Primaria y después de 7 años jugando fichó por el BMC porque, según nos cuenta, tenía los valores e ideales que buscaba. El balonmano es para él un pasatiempo, una forma de pasarlo bien:
«me encanta jugarlo y no consigo desengancharme, es un hobbie que casi se convierte en trabajo y forma de vida».
Este año han empezado en una nueva liga y van primeros de grupo. Confiesa que no tiene ningún ritual antes de un partido pero conoce gente que juega siempre con el mismo calcetín:
«yo lo que siempre hago es cantar alguna canción motivadora como por ejemplo la de ‘Con valor’ de Mulán».